Impresoras 3D - ¿La gran revolución?
Las cadenas tradicionales de producción y distribución pueden pasar a la historia si acaba imponiéndose la impresión en tres dimensiones, la cual permite construir objetos tridimensionales mediante múltiples capas de material inyectadas por una impresora. ¿Será esta tecnología tan revolucionaria como parece?.
Hay varios tipos de impresoras 3D dependiendo de la tecnología de impresión utilizada. En las impresoras 3D de tinta, el polvo composite utilizado puede estar basado en escayola (el más común) o celulosa, pero las piezas que se obtienen son muy frágiles y deben ser sometidas a una infiltración a base de cianocrilatos o epoxis para darles la dureza necesaria. Las piezas impresas con polvo de celulosa son infiltradas con elastómeros para hacerlas más flexibles. La ventaja de las impresoras 3D de tinta es su rapidez y el bajo coste económico de las piezas impresas aunque son más frágiles que las obtenidas con otras tecnologías.
En las impresoras 3D láser debe esperarse un tiempo para que el material impreso acabe de polimerizar y pueda ser manipulado, pero las piezas resultantes son más resistentes aunque el proceso sea más lento y costoso.
Otra tecnología de impresión 3D funciona inyectando resinas en estado líquido y curándolas con luz ultravioleta, empleando fotopolímeros de base acrílica con diferentes propiedades físico-mecánicas: variedad de flexibilidades, diversos coeficientes de elongación y rotura, colores, etc. Es un método que permite una gran precisión y un buen acabado de las superficies, lo que hace que su aplicación en matricería resulte muy adecuada. Al terminar la impresión las piezas están totalmente curadas y no requieren de ningún tiempo de espera para su manipulación, aunque hay que retirar los soportes que se emplean para la impresión mediante un chorro de agua a presión. Esta tecnología ha sido la primera en conseguir inyectar dos materiales diferentes en una misma pieza, permitiendo la creación de materiales digitales con propiedades "a la carta". Con esta tecnología se consiguen piezas de gran calidad, aunque resulta algo más costosa.
También existen impresoras 3D de impresión directa de metal por láser, otras que utilizan como materiales la silicona o el chocolate e incluso un curioso prototipo diseñado por Marcus Kayser que utiliza como material de impresión la arena del desierto, calentándola hasta su punto de fusión para convertirla en vidrio y utilizando energía solar para su funcionamiento.
Impresora solar 3D de Marcus Kayser
Organovo e Invetech comercializan las primeras bioimpresoras 3D capaces de imprimir tejidos humanos, las cuales ya están siendo utilizadas en los laboratorios que se dedican a investigar la reparación y sustitución de órganos. La creación de los tejidos es posible gracias a la existencia de dos cabezales de impresión, uno inyecta células humanas y otro un hidrogel que sirve como soporte para dar la forma adecuada a los tejidos. La producción de órganos completos queda todavía lejos, aún falta investigar bastante para que estas impresoras sean capaces de crear órganos que puedan ser “utilizados” en un trasplante.